Ayer me llevaron a ver a un cura sanador, porque dicen que tengo un demonio dentro de mi. Fué increíble, el tipo me agarró, me abrazó y me dijo "no te cortes, comé y querete" yo no había dicho absolutamente nada y en ese instante me largué a llorar. El tipo me tiró agua bendita en los cortes y hoy cicatrizaron, nunca cicatrizan tan rápido.
Anoche no me corté, estaba "sanada".
Hoy no aguanté, me miré al espejo y vomité y vomité y me corté otra vez, volví a desarmar un sacapuntas. Me di cuenta que mañana, como todas las mañanas me van a revisar y me van a ver los cortes nuevos. ¡Qué tarada soy! Pero es que nadie comprende lo feliz que me siento al cortarme.
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